Ante ese deseo o impulso que sentimos (pongamos el ejemplo de beber alcohol, pero es aplicable a cualquier adicción o comportamiento al que recurramos para no sentir nuestras emociones), podemos hacer 3 cosas: 1) Beber. Eso satisfará el deseo. 2) Resistir el impulso. Es lo que casi todos intemos hacer, sin éxito. Creamos disonancia cognitivaSigue leyendo «DESHACER EL DESEO»
Archivo de etiqueta: adicciones
PROGRAMADOS PARA DESEAR
No estamos descontrolados, sino simplemente programados para sentir deseo. El deseo es algo que aprendemos y repetimos. Lo practicamos suficientes veces con su correspondiente recompensa, y se convierte en algo natural, que ocurre involuntariamente en nuestro cerebro. La recompensa es la inundación de dopamina en nuestro cerebro. Tenemos un pensamiento del tipo -quiero esto-, queSigue leyendo «PROGRAMADOS PARA DESEAR»
POR NO SENTIR
Qué cantidad de cosas hacemos con tal de no sentir una emoción. Seguro que tenemos toda una colección de válvulas de escape que utilizamos, entre las cuales, se encuentra aquélla de la que siempre echamos mano, y que se trata precisamente, de la que nos complica la vida. No necesariamente tiene que ser el dulce,Sigue leyendo «POR NO SENTIR»
RESISTENCIA
Dice Steven Pressfield que la resistencia se presenta cuando estamos preparados para subir al siguiente nivel. Podemos experimentarla cuando nos encontramos rechazando lo que somos, sentimos y pensamos. No nos pasa nada malo, simplemente estamos preparados para salir del cascarón. Por supuesto que encontraremos resistencia, como parte de nuestra evolución. Es más cómodo quedarnos dondeSigue leyendo «RESISTENCIA»
¿Y SI NO SENTIMOS NUESTRAS EMOCIONES?
Cuando no nos permitimos sentir nuestras emociones (podéis ver el post anterior -Cómo sentir nuestras emociones-), hacemos una de estas tres cosas: – La primera, es resistir la emoción. Nos cerramos ante ella, rechazamos su existencia, no queremos que exista. Puede que compliquemos la situación y entremos en una espiral visiosa de pensamientos y emociones,Sigue leyendo «¿Y SI NO SENTIMOS NUESTRAS EMOCIONES?»