LAS EXTRASÍSTOLES COMO PRECIO A PAGAR POR TU -GENEROSIDAD-

Tengo la teoría de que los que tenemos extrasístoles, que en el fondo es lo mismo que decir -los que hemos sido dotados con un corazón hipersensible y reactivo-, además de compartir una tendencia a la hipocondría y a la ansiedad, también tenemos en común la destructiva costumbre de querer agradar a los demás por encima de todo.

Esto, a priori, no tiene por qué ser un problema. De hecho, socialmente está bien visto, y calificamos de -generosas- a las personas que nos hacen favores, nos dedican su tiempo y su energía, o acceden a nuestros deseos y peticiones. Y consecuentemente, hacer lo contrario, en este model social nuestro, implica ser egoísta. Esto es lo que hemos aprendido, y en estos términos nos movemos y funcionamos.

Pero, es que no es todo tan sencillo como hacer o no hacer lo que se espera de nosotros. Es que tenemos que preguntarnos qué esperamos nosotros de nosotros mismos y si realmente queremos hacer lo que estamos haciendo. Ese favor, ese tiempo dedicado a lo que sea, la asistencia a ese evento, o el acceder a los deseos de esa otra persona, puede ser el origen del conflicto y de la emoción que está desencadenando nuestra extrasistolia.

¿Qué precio estamos pagando por ser agradables, complacientes, y -generosos-?

¿Por qué no somos generosos con nosotros mismos, por una vez?

¿Por qué no somos, al menos honestos, como para atrevernos a reconocer nuestra verdad sobre lo que nos gusta o no nos gusta y sobre lo que queremos o no queremos hacer?

¿No estaría bien probar a honrar nuestros deseos reales y darnos la oportunidad de ver qué ocurre después? ¿Y si estamos más tranquilos? ¿Y si nuestro corazón deja de estar tan reactivo a todo? ¿Y si era eso lo que nos quería decir nuestro cuerpo, a través de las extrasístoles, como somatización?

Si necesitas ayuda con tus extrasístoles, reserva una mini sesión de coaching de prueba conmigo y hablamos.

EL RESUMEN IDEAL DE MI AVENTURA CON LAS EXTRASÍSTOLES

No nos lo esperábamos. Como siempre, la vida nos sorprende.

Y es que algunas veces será necesario que pongamos todo nuestro esfuerzo en trabajar asuntos que se nos antojaban hasta ahora banales, evidentes o sencillos.

  • ¿Yo, aquí, y con este marrón? ¡¡¡Noooo, no me veréis ahí!!!

¿Para qué habremos dicho nada? ¿No querías sopa? Pues toma dos tazas.

Y es que quizás sea nuestra gran lucha contra nosotros mismos, y de la que más aprendamos. La que nos haga convertirnos en alguien mejor, en esa versión de nosotros algo más sabia y experimentada. ¿Para qué hemos venido al mundo si no?

¿Crees que éste podría ser un resumen de la que será tu historia con las extrasístoles?

¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.

LA VERDAD SIMPLE DE LAS EXTRASÍSTOLES

Llegamos a la consulta del cardiólogo describiéndole con pelos y señales todos nuestros episodios de extrasistolia. Le contamos todo lo que ocurría a nuestro alrededor en esos momentos. Nos habríamos quedado en la consulta todo el día hablando sin parar, porque estamos seguros de que hay algo importante que nos estamos dejando en nuestro relato. Algo que le dé una pista al cardiólogo para que detecte esa enfermedad tan grave que tenemos, pero que no parece dar la cara.

Sin embargo, el cardiólogo nos dice que no nos pasa nada, que las extrasístoles que experimentamos son un cuadro totalmente benigno en nuestro caso. No nos lo creemos, por supuesto.

Entonces seguimos por nuestra cuenta buscando causas raras e investigando sobre enfermedades poco frecuentes. Hasta nos llegamos a convencer de que formamos parte de esa pequeñísima minoría, y de que hemos dado con el origen de nuestra extrasistolia, por no aceptar esa verdad tan simple que nos ha ofrecido el médico:

ESTAMOS BIEN Y PODEMOS HACER VIDA NORMAL.

¿O no?

¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.

LLAMADA A LAS EXTRASÍSTOLES

-EL HOMBRE ES PRODUCTO DE SUS PENSAMIENTOS. EN LO QUE PIENSA, SE CONVIERTE-.

Una máxima. Para todo.

Quizás un día no tenemos extrasístoles, pero empezamos a pensar que vamos a sentirlas, por la razón que sea (porque hace calor, porque estamos enfermos, porque tenemos invitados en casa. Y la última vez que hizo calor, que estuvimos enfermos, o que tuvimos invitados en casa, sufrimos una crisis).

Cuando pensamos que van a visitarnos de nuevo, sentimos miedo, y entramos en esa espiral ansiosa que tan bien conocemos.

¿Y qué ocurre entonces? ¿Alguien lo adivina? Pues sí, aparecen. Porque cuando tenemos ansiedad y no la procesamos correctamente, hemos comprobado, porque lo hemos sufrido en nuestras carnes, que tenemos muchas papeletas para que se desencadene un episodio de extrasistolia.

Hay veces que las extrasístoles llegan sin que tengamos ningún tipo de control sobre ellas, eso es cierto. Pero también hay veces en las que provocamos un efecto -llamada-.

¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.

TAQUICARDIA SUPRAVENTRICULAR

En general, podemos decir que sucede cuando el corazón late rápido, a causa de la existencia de señales eléctricas anormales, que se originan por encima de los ventrículos. Frecuentemente (que no siempre), estas taquicardias afectan a personas jóvenes y sanas; a menudo son autolimitadas, es decir, que desaparecen solas. Los episodios pueden durar unos cuantos segundos o varias horas. Podemos tener síntomas (mareos, palpitaciones), o no tenerlos.

Si lo consultamos con un cardiólogo, nos hará saber que se trata de un término muy amplio, que recoge múltiples eventos cardíacos de distinta relevancia clínica (taquicardia sinusal inapropiada, taquicardia sinoatrial, taquicardia auricular, taquicardia por reentrada nodal típica y atípica, taquicardia por reentrada AV, taquicardia paroxística de la unión, etc.). Si nos ocurre, será necesario que nos evalúe el especialista, para que nos haga el diagnóstico correspondiente, descarte el origen ventricular, y nos dé las pautas que debemos seguir.

Una vez puestos en manos de nuestro cardiólogo de referencia, y de confianza, el resto del trabajo, al igual que ocurre con las extrasístoles, es sólo nuestro.

Nosotros decidimos qué significado vamos a dar a nuestras taquicardias supraventriculares y cuánto poder sobre nuestras emociones, a y fin de cuentas, sobre nuestra vida, vamos a entregarles.

Y para ello, tendremos que vigilar y elegir cuidadosamente nuestros pensamientos, no sin antes hacer un ejercicio de consciencia para ver en qué punto nos encontramos.

A veces será necesario quedarnos donde estamos una temporadita, dándonos cuenta de la relación que hemos establecido ya con ellas, sintiendo el rechazo, el miedo, la angustia, o la que sea que hoy por hoy, es nuestra realidad. Realidad que hemos creado y creamos a diario cuando vienen a nuestra cabeza los pensamientos que -por defecto- tenemos sobre estos episodios que llegan cuando menos lo esperamos.

¿Te han diagnosticado taquicardias supraventriculares? Comparte tu experiencia en comentarios, no estás solo.

EXTRASÍSTOLES Y SOLEDAD

El último libro que cogí de la biblioteca se titula «Evite ser utilizado», de Wayne Dyer.

Lo que más me hizo reflexionar fueron unas cuantas lineas en las que hablaba del concepto de -soledad existencial-. Quizás me llamó la atención porque hasta ahora había pensado que la experiencia humana es universal. Y hasta cierto punto, entiendo que es así. Todos somos humanos, todos tenemos un cerebro, y todos tenemos que lidiar con él y con los problemas que se nos plantean.

Sin embargo, creo que puede haber matices que definan la experiencia personal de cada uno de nosotros. ¿Cómo saber por lo que está pasando la otra persona? ¿Acaso alguna vez hemos sido capaces de -sentir- la emoción del otro? Podemos escuchar sus palabras describiendo lo que ha pensado y lo que ha sentido. Podemos interpretar sus gestos, su expresión y todo el conjunto de su lenguaje no verbal. Pero no podemos -sentir- junto con la otra persona. Podemos empatizar, y hasta sufrir con ella, pero el sufrimiento será nuestro, no del otro. Serán, en cualquier caso, dos experiencias distintas.

Y esto no quiere decir que no compartamos con los demás nuestra visión del mundo, nuestros pensamientos y nuestras emociones. Sinceramente, creo que es muy enriquecedor relacionarse y empaparse de la experiencia de los demás. En mi opinión, hay pocas cosas tan satisfactorias como la emoción de -conexión-. Pero ahora entiendo que incluso esa emoción, la sentimos -en soledad-. La complicidad, se siente en soledad.

Notamos en nuestro cuerpo la sensación física que nos provocan las extrasístoles. Y también las emociones que se generan para nosotros cuando tenemos pensamientos con respecto a ellas. Pero dentro de ese sentir general, cada cual vive su propia experiencia de las extrasístoles, de manera particular. El golpe en el pecho, la pausa compensadora. El miedo que sentimos cuando pensamos que nos va a pasar algo malo. Todo esto es bastante común, y en algún momento, creo que hasta podríamos decir que es algo universal para todos los que en algún momento de nuestras vidas, las hemos tenido.

Pero mi golpe en el pecho, mi pausa compensadora, y mi miedo, son míos. Y los tuyos, tuyos. Jamás podré estar en tu cuerpo para entender completamente tu experiencia, ni tú en el mío para comprender la mía.

Aún así, insisto, me encanta escucharos. Y contaros.

¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.

LA INCERTIDUMBRE DE LAS EXTRASÍSTOLES

Muchos de nosotros nos descubrimos diciendo que sufrimos porque no sabemos cuál va a ser la evolución de nuestras extrasístoles. Cuando las sentimos, comenzamos a prestarles atención, para ver si -empeoramos-.

-Empeorar- supone algo diferente para cada uno de nosotros. En general, consideramos que hemos empeorado, si notamos que el número de extrasístoles que tenemos, aumenta. Pero, algunos de vosotros me habéis comentado que -empeoráis- si las notáis más intensamente, o de forma distinta, o si las tenéis durante días consecutivos sin descanso, o si las sentís uno de cada tres días, pero esto se alarga durante varias semanas.

Tendríamos que preguntarnos qué entendemos exactamente por -empeorar-, para empezar. Quizás nuestro cardiólogo no esté de acuerdo, y esto a lo que nosotros hemos decidido llamar -empeorar-, en realidad, no lo es. Quizás nos demos cuenta de que no tiene fundamento, y simplemente hemos decidido unilateralmente que -estamos peor-. Podríamos preguntarnos qué bien nos hace. Probablemente ninguno.

Y, ¿qué hay detrás de estas movidas mentales que nos montamos? Muchas veces una intolerancia brutal a la incertidumbre por nuestra parte. No podemos soportar la idea de no saber qué va a pasar. Cuánto nos van a durar las crisis de extrasístoles, cuántas vamos a tener en un futuro, en qué momentos nos va a tocar sentirlas. Qué va a ser de nosotros. Cómo vamos a responder ante ellas, de qué manera pueden complicarnos la existencia. Y sobre todo, queremos eliminar toda la incertidumbre que rodea a la remota posibilidad de que nos acaben dañando el corazón. Exigimos absoluta seguridad en ese sentido. ¡Como si alguien nos pudiese asegurar que nunca ninguno de nuestros órganos va a verse dañado a lo largo de nuestra vida, por un motivo o por otro!

Estamos pidiendo un imposible. La vida es incierta. No controlamos nada. No podemos. Intentar hacerlo supone estrellarnos contra un muro de hormigón de forma constante. Sólo nos hacemos daño buscando certezas. Sufrimos al querer controlar las circunstancias.

Podemos crear seguridad para nosotros, sin necesidad de controlar nada, sin necesidad de controlar nuestras extrasístoles, o su evolución. Podemos entender que vida se abre camino, que pasa lo que tiene que pasar, hagamos lo que hagamos. Podemos aprender a -soltar- nuestra necesidad de certezas. Y crear seguridad entendiendo que así son las cosas.

No necesitamos saber cuál será el final de nuestra historia con las extrasístoles. Intentemos vivir nuestro día a día con ellas de la mejor manera posible. Quizás así, paso a paso, nos demos cuenta de que hemos dejado de sufrir por su causa, y decidamos que eso que hemos hecho, precisamente es -mejorar-.

Paradójicamente, cuanto más tranquilos estamos, menos tenemos. Y lo mejor es que llegados a este punto, muchos nos preguntamos: pero, ¿y a quién le importan ya las extrasístoles?

¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.

http://www.pensandoconintencion.com

LAS EXTRASÍSTOLES ME AYUDARON A CONOCERME

Hace ya tiempo que intento ver algo positivo en todo lo que ocurre. Porque realmente creo que hasta en la circunstancia más compleja, hay algo bueno. Al menos, algo que aprender.

En el caso de las extrasístoles, reconozco que me costó bastante llegar a ese punto. pasé muchos años diciéndome a mí misma que era lo peor que me podía haber pasado. ¿Qué tipo de -enfermedad- tan cruel era ésta? Que encima, ¡vas al médico y te dicen que no es ni enfermedad, ni nada, y te mandan a tu casa! No podía soportar la incertidumbre de saber que se podían presentar en cualquier momento. Mientras las notaba, el mundo cerraba sus puertas para mí. No había otras cosas que hacer, ni en las que fijar mi atención. Mi corazón estaba a punto de reventar. Esto es lo que me contaba a mí misma. De un momento a otro, iba a colapsar, y a fallar.

No, ni por asomo era yo entonces capaz de imaginar la transformación que las extrasístoles iban a traer a mi vida. Podría hablar durante horas de la persona que un día fui, y de la que soy a día de hoy. Las extrasístoles me han enseñado a soltar. A entender que no puedo controlar el mundo, y a dejar de intentarlo, y de sufrir por ello. Ellas llegaron para avisarme de que la ansiedad, para mí, había dejado de ser una emoción sana y adaptativa. Aprendí a rebajar la ansiedad a niveles normales, y a reconocerla de nuevo como una emoción útil.

Gracias a ellas, aprendí que podemos elegir lo que pensar. Y que los pensamientos crean nuestras emociones. Ahora sé que cada cual es responsable de sus propias emociones, y que las mías no dependen de los demás, de lo que hagan o digan, ni de las circunstancias. Tampoco yo me hago responsable de lo que sienten los demás, y ni manipulo, ni me dejo manipular (nunca lo hice de manera consciente, he de decir. Imagino que todos caemos en el mismo error, por defecto, porque es como lo hemos aprendido).

Las extrasístoles me han permitido reflexionar sobre quién soy, sobre lo que quiero, y sobre hacia dónde pretendo dirigirme. Ahora soy consciente de mis debilidades, y de lo que tengo que hacer para superarme cada día. Si no hubiese sido por ellas, no me habría abierto a las emociones, ni habría entendido que están de paso, y que no hay nada malo en sentirlas. Todavía les tendría miedo y dejaría de ser yo y de hacer lo que tengo que hacer para evitarlas.

Las extrasístoles me han traído unas ganas tremendas servir a los que estáis sufriendo por su causa. ¡Hay tantas cosas que quiero contaros!

¿Qué habéis aprendido vosotros de las extrasístoles?

Reserva una mini sesión de coaching de prueba conmigo y te explico cómo puedo ayudarte con tus extrasístoles.

¿DEJO DE TOMAR BETABLOQUEANTES PARA MIS EXTRASÍSTOLES?

Uno de vosotros me hablaba sobre su intención de dejar los betabloqueantes que le había prescrito el cardiólogo para las extrasístoles, porque sospechaba que era lo que le estaba sentando mal, y causando otra serie de incomodidades y problemas.

Ya sabéis que mi consejo para todos vosotros en cuanto a medicación, es siempre consultar con el especialista.

No obstante, os dejo unas palabras de @corinne_crabtree que me gustaron mucho, con respecto a la toma de decisiones:

» Sé honesto y contéstate:

  • ¿A qué le tengo miedo?
  • ¿Qué es lo que me preocupa?
  • ¿Qué problemas va a crear para mí esta idea o decisión?

Alguno marrones son reales, sí. Intenta resolverlos. Busca una solución. Llevas media vida dándole vueltas a algunas cosas. Y siglos hablando sobre ellas. ¿Cuándo vas a dejar de torturarte con esos pensamientos?

Plantéate:

  • ¿De qué manera esto me está ayudando a aprender más?
  • ¿Dónde está la belleza de este asunto?
  • ¿Qué está intentando enseñarme?

Si vas a hacer trabajo mental, hazlo en tu beneficio, y no en tu contra.

Haz una lista de las cosas que te preocupan, distingue los asuntos sobre los que tienes algo de control, y ponte a trabajar en ellos. Y sobre los que no tienes control, dedícate estas palabras:

  • STOP. WE DON´T FUCK WITH THIS NO MORE (Algo así como: PARA. DEJA DE PERDER EL TIEMPO CON ESTO).

Todas las ideas fantásticas tienen consecuencias no intencionadas. Debes estar preparado para ellas. Algunas veces, solucionamos algo que va a romper otra cosa.

STAY WITH THE DEVIL YOU KNOW FOR A WHILE (mejor sigue una temporada con lo -malo conocido-), y trabaja en ello, sin precipitarte:

  • ¿Qué posibilidades creará esta decisión?
  • ¿Cuál es el impacto de esta decisión en 3 meses o en 3 años?
  • ¿Estoy dispuesto a dejar que el miedo y la duda con respecto al resultado, me impidan decidir?
  • ¿Merece la pena emplear más tiempo -intentando- decidir, que probando una decisión, para ver si funciona?

Si sufres a causa de tus extrasístoles, apúntate a mi lista de correo. Link en perfil.

EXTRASÍSTOLES Y DÓNDE BUSCAR LA SOLUCIÓN

Os traduzco un pequeño fragmento de un discurso de @judithgaton. Empezaba diciendo:

WHAT HAPPENS TO A DREAM DEFERRED? (¿QUÉ OCURRE CON LOS SUEÑOS QUE APLAZAMOS?)

Y recitaba un poema en el que se plantean varias posibilidades: ¿se secan, como una pasa, se pudren, como la carne? Algunos sueños no dejan de emerger, de surgir a la superficie, de acosarnos para que les prestemos atención, de todas las maneras posibles. ¿Son casualidades de la vida, realmente? ¿Son esos episodios a nivel onírico algo totalmente aleatorio? No, claro que no. No entiendo cómo se mueve la energía, pero está claro que hay algo detrás.

Aunque habla perfectamente castellano, sus palabras fueron en Inglés. Y venía a decir algo así:

«Deja de esperar que alguien te traiga tu sueño de vuelta.

Estás esperando una explosión.

BE THE FUCKING EXPLOSION. Sé tú la explosión.

Pero interioriza este trabajo, porque así es como se produce una implosión.

El fuego surge del interior, y entonces, puedes ser la antorcha que prenda a otras muchas personas a las que ni siquiera conoces aún.

Desde mi llama, (compañeros de fatigas y de extrasístoles), ¡¡¡¡¡¡¡¡VAAAAAAAAMOSSSSSSSSS, VAAAAAAAAMOOOOOOOSSSSSS!!!!!!!»