-EL HOMBRE ES PRODUCTO DE SUS PENSAMIENTOS. EN LO QUE PIENSA, SE CONVIERTE-.
Una máxima. Para todo.
Quizás un día no tenemos extrasístoles, pero empezamos a pensar que vamos a sentirlas, por la razón que sea (porque hace calor, porque estamos enfermos, porque tenemos invitados en casa. Y la última vez que hizo calor, que estuvimos enfermos, o que tuvimos invitados en casa, sufrimos una crisis).
Cuando pensamos que van a visitarnos de nuevo, sentimos miedo, y entramos en esa espiral ansiosa que tan bien conocemos.
¿Y qué ocurre entonces? ¿Alguien lo adivina? Pues sí, aparecen. Porque cuando tenemos ansiedad y no la procesamos correctamente, hemos comprobado, porque lo hemos sufrido en nuestras carnes, que tenemos muchas papeletas para que se desencadene un episodio de extrasistolia.
Hay veces que las extrasístoles llegan sin que tengamos ningún tipo de control sobre ellas, eso es cierto. Pero también hay veces en las que provocamos un efecto -llamada-.
¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo.
