LAS EXTRASÍSTOLES ME AYUDARON A CONOCERME

Hace ya tiempo que intento ver algo positivo en todo lo que ocurre. Porque realmente creo que hasta en la circunstancia más compleja, hay algo bueno. Al menos, algo que aprender.

En el caso de las extrasístoles, reconozco que me costó bastante llegar a ese punto. pasé muchos años diciéndome a mí misma que era lo peor que me podía haber pasado. ¿Qué tipo de -enfermedad- tan cruel era ésta? Que encima, ¡vas al médico y te dicen que no es ni enfermedad, ni nada, y te mandan a tu casa! No podía soportar la incertidumbre de saber que se podían presentar en cualquier momento. Mientras las notaba, el mundo cerraba sus puertas para mí. No había otras cosas que hacer, ni en las que fijar mi atención. Mi corazón estaba a punto de reventar. Esto es lo que me contaba a mí misma. De un momento a otro, iba a colapsar, y a fallar.

No, ni por asomo era yo entonces capaz de imaginar la transformación que las extrasístoles iban a traer a mi vida. Podría hablar durante horas de la persona que un día fui, y de la que soy a día de hoy. Las extrasístoles me han enseñado a soltar. A entender que no puedo controlar el mundo, y a dejar de intentarlo, y de sufrir por ello. Ellas llegaron para avisarme de que la ansiedad, para mí, había dejado de ser una emoción sana y adaptativa. Aprendí a rebajar la ansiedad a niveles normales, y a reconocerla de nuevo como una emoción útil.

Gracias a ellas, aprendí que podemos elegir lo que pensar. Y que los pensamientos crean nuestras emociones. Ahora sé que cada cual es responsable de sus propias emociones, y que las mías no dependen de los demás, de lo que hagan o digan, ni de las circunstancias. Tampoco yo me hago responsable de lo que sienten los demás, y ni manipulo, ni me dejo manipular (nunca lo hice de manera consciente, he de decir. Imagino que todos caemos en el mismo error, por defecto, porque es como lo hemos aprendido).

Las extrasístoles me han permitido reflexionar sobre quién soy, sobre lo que quiero, y sobre hacia dónde pretendo dirigirme. Ahora soy consciente de mis debilidades, y de lo que tengo que hacer para superarme cada día. Si no hubiese sido por ellas, no me habría abierto a las emociones, ni habría entendido que están de paso, y que no hay nada malo en sentirlas. Todavía les tendría miedo y dejaría de ser yo y de hacer lo que tengo que hacer para evitarlas.

Las extrasístoles me han traído unas ganas tremendas servir a los que estáis sufriendo por su causa. ¡Hay tantas cosas que quiero contaros!

¿Qué habéis aprendido vosotros de las extrasístoles?

Reserva una mini sesión de coaching de prueba conmigo y te explico cómo puedo ayudarte con tus extrasístoles.

Publicado por pensandoconintencion

Te ayudo a dejar de sufrir por tus extrasístoles. Porque hay otras cosas en la vida que merecen tu atención.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: