– Erígete y abre el pecho – Respira como si realmente quisieras hacerlo – Arréglate y asúmelo – Habla alto – Sonríe – Habla de tu futuro – Lee y escucha cosas positivas – Haz cumplidos todo el día y manifiéstalos con sinceridad – Memoriza cómo te sientes al experimentar coraje – Simplemente sé genial
Me contaba mi hija esta mañana, mientras desayunábamos, que había tenido una pesadilla. IT, el payaso asesino de la novela de Stephen King, la perseguía, y ella pasaba tanto miedo, que le pedía al monstruoso villano que la matara.
¿Nos damos cuenta de que lo peor que nos puede pasar, en cualquier situación, es una emoción?
En este caso, miedo. ¡¡Y nos aterra sentir las emociones!!
Mi hija, en su sueño, prefería morir. Pedía al payaso asesino, que terminara con su vida, para no seguir sintiendo miedo.
Y yo le he preguntado: – ¿Por qué no quieres sentir miedo?
Nuestro cuerpo está preparado para hacerlo. Podemos sentir la vibración en nuestro interior, y localizarla, describirla, y observar cómo se disipa. Podemos hacerlo con todas la emociones, y perder el miedo a vivir.
¿Cuántas cosas dejamos de hacer, por miedo a sentir una emoción?
Mi hijo ha terminado con nuestra charla, cuando ha dicho: – Mamá, es muy temprano para tu coaching…
Nos proponemos un objetivo. Quizás algo grande. Algo que nos vaya a cambiar la vida. O tal vez no, algo pequeño, pero que sea importante para nosotros, por alguna razón.
Lo cierto es que no nos va a cambiar la vida. Nuestra experiencia humana siempre va a suponer un 50% de emoción -negativa-, y un 50% de emoción -positiva-, logremos lo que logremos.
Pero al trabajar en conseguir algo, nos llevamos siempre lo que obtenemos y aprendemos por el camino. Toda la gente a la que conocemos, los viajes, las interacciones, las experiencias y las emociones.
El objetivo es sólo la guinda del pastel.
Y en cualquier caso, caminar hacia algo, perseguir un sueño, a casi todos se nos antoja mejor alternativa que quedarnos sentados viendo Netflix.
Aprovecho para presentaros a Bambú, que me roba el corazón con cada mirada. Y eso es lo que me llevo.
Vivir con nuestras referencias en el pasado es fácil. Estamos programados para hacerlo, y sabemos llevarlo a cabo perfectamente.
Vivir del futuro requiere mucha más energía, concentración y esfuerzo.
Si nos preguntan por 5 cosas geniales de nuestro pasado, contestamos casi sin pensarlo. Si nos preguntan por 5 cosas estupendas de nuestro futuro, no sabemos qué decir, o repetimos más de lo que ya tenemos a nuestro alrededor.
Soñar despiertos sobre lo que sería posible, nos ayuda a generar la emoción necesaria para alcanzarlo.
¿Qué queréis crear para vuestro futuro? ¿Cuánto queréis ganar, pesar o soñar? ¿Cuál es la desventaja de creer que existe la posibilidad de que se cumplan vuestros sueños? ¿Quizás, protegernos de la desilusión de no llegar a hacerlos realidad? ¿Y no estamos ya viviendo en ella al no permitirnos ni siquiera intentarlo?
Me marcó la mirada de aquella chica, rota de dolor, mientras embarazada de 7 meses, nos contaba cómo hacía todo lo que podía para mantener su negocio a flote, y a la vez, apoyar a su marido, que quería suicidarse.
Decía, con unos ojos vidriosos, de un brillo especial, que nunca se imaginó este momento, de esta manera. Se supone que iba a estar decorando la habitación del bebé, comprando ropita talla 0 y organizando una baby shower.
¿Por qué se supone que este año iba a ser fácil? ¿Y si no tenía que serlo? ¿Y si este año es parte de tu currículum para evolucionar?
Podemos cambiar los pensamientos que a todos nos llegarían por defecto, ante una situación de este tipo, por otros que nos llenen de orgullo y de reconocimiento hacia nuestra persona. Por ser capaces de estar en este momento, aquí y ahora, con estas circunstancias que la vida nos presenta, y aún así, preguntarnos:
– ¿Qué puedo aprender, cómo puedo hacerme más fuerte? – ¿Cómo puede ser esta situación un regalo para mí?
Ella llegaba a la sesión llorosa. Había vuelto con su pareja. Ella quiere viajar y tener hijos, y él, no. Pero no desea romper con él porque él la quiere mucho, y juntos, están muy bien.
¿Te gustan las razones por las que estás eligiendo continuar en la relación?
Intentas convencerte de que puedes cuidar de ti misma y viajar sola, pero quieres un hombre que viaje contigo y con el que tener niños. Que te quiera cada segundo de cada día, y que te trate como a una DIOSA.
Te estás tendiendo una trampa a ti misma, al creer que no existe tal persona allá afuera. Te estás negando esa posibilidad. Y eres tú la que tiene que luchar por ti. Te estás comprometiendo y sacrificando, al seguir con este chico por su propio beneficio, y eso no te va a llevar a conseguir lo que tú quieres.
No hay hombre en el mundo que viaje contigo lo suficientemente bien, ni que tenga hijos contigo lo suficientemente bien, ni que te trate y te quiera lo suficientemente bien, ni que te haga feliz. Todos lo hacen de pena. Todo el mundo fracasa en la tarea de hacernos felices, porque ése es nuestro trabajo. Y tenemos que responsabilizarnos del mismo.
En esta situación, tus razones para quedarte o marcharte, reflejan lo que piensas y sientes con respecto a ti misma, y es lo que tienes que trabajar.
El hombre que buscas, existe, y aún así, será todo menos perfecto, pero tendrás lo que quieres. Puedes tener lo que quieres. Lo que es posible, es extraordinario, pero no lo encontrarás si nunca hablas con él, porque estás demasiado ocupada con el chico -de las migajas-.
Decide lo que quieres y comprométete a hacerlo realidad.
Sentimos pánico o ansiedad extrema cuando no nos permitimos a nosotros mismos la emoción subyacente.
Es la resistencia llevada al límite.
Quizás recordemos algún periodo de nuestra vida en el que la #ansiedad haya sido la protagonista. Si tendemos a #somatizar, puede que recordemos episodios varios de dolencias y molestias sin causa orgánica, a las que los médicos no hayan sabido dar respuesta. Es posible que hayamos conocido las #extrasístoles por primera vez en esta etapa. Si somos capaces de elevarnos y contemplar el escenario de nuestra vida de entonces, tal vez ahora podamos reconocer en nosotros esa resistencia extrema.
El período posterior puede que no haya estado dominado por la ansiedad. A lo mejor hasta nos sorprende, apenas hay extrasístoles. No hay #resistencia, pero ahora tenemos la #emoción subyacente en todo su esplendor. Nos hemos permitido mirar aquello que nos da miedo, y verlo. Nos hemos atrevido a clavar nuestra mirada en los ojos del monstruo. Y si lo estamos haciendo bien, no será una etapa fácil, porque lo que nos toca, es sentir la emoción que estaba siendo tapada por la ansiedad, en un intento de protegernos.
Hay gente que prefiere seguir con los ojos cerrados, y no salir nunca del reino de la ansiedad. No me atrevería nunca a #juzgar, no sabemos nada de la batalla que cada uno lidia en su interior.
Tenemos pensamientos que nos hemos creído tantas veces, que nos parecen hechos probados.
Cuando queremos deshacernos de una creencia, tenemos que visualizarnos como esa persona que ya no se cree ese pensamiento.
Y por supuesto, esa antigua creencia volverá a darnos unos toquecitos en el hombro de vez en cuando. Podemos decirle: -te veo, pero sigo mi camino-.
Tenemos que pasar algo de tiempo en ese nuevo pensamiento que queremos incorporar. Algo así como darnos un cálido baño en él.
Y tenemos que creerlo hasta el día de nuestra muerte. Voy tras esto, que es importante para mí, y voy a morir intentándolo. Y además, voy a disfrutar el proceso. Porque, ¿qué sentido tiene, si no?
¿Qué pasaría si creyéramos en nosotros mismos de manera irracional? Si nos decimos: -Soy una leyenda, en mi propia mente-. Todas las puertas se abren.
La sesión comenzó con una angustiada hija que quería hacer feliz a su madre (¿cuántos tenemos este pensamiento instaurado desde el principio de los tiempos, por cierto?). ¿Y si su infelicidad no tiene nada que ver conmigo? ¿Y si de ninguna manera estuviera en mi mano, porque cada uno es responsable de sus propios pensamientos y emociones?
La sesión terminó con una reflexión sobre el amor. El amor nunca es la elección incorrecta. Sigue respondiendo con amor, pase lo que pase. Y hazlo por ti.
Me encanta sorprenderme cada día. Lo inesperado me parece siempre un regalo.
Como parte de la certificación que estoy haciendo con la escuela americana The Life Coach School, nos piden completar una formación que aborda el problema del suicidio.
Me lo tomaba como un mero trámite. Me daba hasta un poco de pereza. Y sin embargo, hoy, cuando me he decidido a hacer el curso, me he descubierto a mí misma totalmente emocional, absorta e inmersa en todo lo que me han contado. Me ha llegado y removido cada frase.
De nuevo, me permitís que comparta con vosotros alguna de mis notas en su formato original.
– Listening restores hope in hopeless.
– No great misery goes unspoken.
– We are only responsible to do something that we know how to do when it needs to be done. So we should not feel guilty for something we didn’t know how to do.
– I want you to live. I’m on your side. We’ll get through this.
Todos deberíamos conocer el contenido de esta formación básica, y aprender a hablar con comodidad sobre el suicidio, para poder contribuir a su prevención. Mis pensamientos y oraciones van hoy por todos aquellos que de alguna manera, directa o indirectamente, lo han experimentado.
Siempre está ahí. A nuestra disposición. Bajo el remordimiento, el dolor y la culpa.
Podemos elegir en cualquier momento, descansar en ella. Lo hacemos, convirtiéndonos en el observador. Dejamos que nuestra vida, sea.
Respiramos. Dejamos que los pequeños y grandes problemas, dejen de importar tanto. Vemos la vida por lo que es. No como un motivo por el que estar cabreado. Aunque a veces sí podamos estarlo. Es nuestro diseño. Y está bien así. Todo.
PENSANDO CON INTENCIÓN 