SER FELIZ

Es posible que nos reconozcamos habiéndole dicho a nuestros hijos, o a cualquier otra persona:
– Lo más importante es ser feliz. Lo demás, no cuenta.

Sin embargo, si lo analizamos, nos daremos cuenta del arma de doble filo que supone dicha afirmación.

Es simple. Somos más felices si tenemos un mayor número de pensamientos felices que de otro tipo. Si gran parte de nuestro tiempo, nos rodeamos de pensamientos tristes, nos sentiremos en consonancia.

Cuando nos decimos a nosotros mismos que lo importante es ser feliz, es posible que pensemos que tenemos que serlo todo el tiempo. Y puede que empecemos a preocuparnos si sentimos otra emoción que nos incomode.

Entonces, además de la emoción incómoda, añadiremos otra capa de enfado, o frustración, que se superpone a la inicial, porque pensaremos que no deberíamos estar sintiendo nada procedente de este repertorio, ya que lo normal, y lo sano, es ser feliz. Como el resto del mundo que comparte sus idílicas fotos en las redes sociales.

Quizás queramos contarle a nuestros hijos, o decirnos a nosotros mismos, que en la vida real, y en cualquier experiencia humana, hay momentos de felicidad, y hay momentos en los que toca sentir otras emociones.

Y eso es lo normal, y lo sano. Y lo que cabe esperar de nuestros días.

Tal vez queramos intentar abrazar la vida y disfrutarla por lo que realmente es.

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