HÁBLAME DE LA ANSIEDAD

Me contaba alguien sabio, que a veces, se trata la ansiedad como un problema, y nosotros, nos lo tomamos como tal.
– ¿Y qué, si de vez cuando tengo ansiedad? Podemos elegir no enfadarnos ni avergonzarnos.

Es todo un reto para la gente mental e inteligente, pues la parte racional del cerebro difícilmente convence a la emocional. Suele ocurrir al revés, actuamos desde la emoción (ese saber que te viene de las tripas, y ante el que, por muy cerebral que seas, poco puedes hacer).

Sin embargo, no es imposible transitar esas nuevas carreteras que conectan la parte racional con la emocional, a base de repetición de pensamientos nuevos. Por ejemplo, escribiendo en un diario, siendo conscientes de lo que ha ocurrido en el día y deshaciendo la bola gigante de pensamientos enredados en la que nos perdemos. Podemos identificar en qué momento, nuestra cabeza ha echado a volar ella sola, y qué pensamientos o imágenes se nos han colado, recordando que nosotros no somos nuestros pensamientos.

Y aunque nos sepamos la teoría, la vida es práctica, y cada día hay situaciones nuevas. No se trata de que realicemos un cambio brutal, sino de que vayamos tomando microdecisiones que estén más en consonancia con lo que somos. Detectar nuestros límites y dejar de juzgarnos. Perseguir la humildad, la tranquilidad, la flexibilidad y la benevolencia.

En su opinión, la ansiedad es un mecanismo que saca la parte más bondadosa de nosotros. Aparece cuando rebasamos nuestro terreno, donde comienza nuestra renuncia. Nuestro cuerpo nos avisa de que, o no estamos haciéndolo bien, o tenemos que darle una vuelta a lo que estamos pensando. En ese momento nos tratamos bien, nos atendemos y nos cuidamos.

Tal vez somos personas muy exigentes y duras con nosotros mismos, y no nos atrevemos a ayudarnos, ni a pedir ayuda. La ansiedad acude a rescatarnos, para que reivindiquemos nuestro espacio, pidamos lo que necesitamos, y nos permitamos a nosotros mismos ser y expresarnos con libertad.

Es posible que seamos personas que no nos atrevemos a decir, sin excluir lo demás:
– Yo voy primero.

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Publicado por pensandoconintencion

Te ayudo a dejar de sufrir por tus extrasístoles. Porque hay otras cosas en la vida que merecen tu atención.

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