Desde pequeños nos han enseñado que los demás pueden herir nuestros sentimientos.
Es posible que digamos a nuestros hijos:
– Ve a disculparte con Pepito, que eso que has hecho lo ha ofendido.
Sin embargo, los únicos que podemos herir nuestros sentimientos, somos nosotros mismos, con lo que pensamos sobre lo que los demás han dicho o hecho.
Imaginemos que un amigo nos dice que odia nuestras cejas de color violeta. Nosotros, que no tenemos las cejas violetas, seguramente no le hagamos caso. Sin embargo, si un amigo nos dice que tenemos un cuerpo feo, tal vez nuestra reacción cambie y no nos lo tomemos con indiferencia.
Si esto ocurre, es porque pensamos que hay algo de verdad en lo que nuestro amigo ha dicho. Si nos lo tomamos como algo personal, es porque a un determinado nivel, puede que nos lo creamos.
Podemos encontrar libertad en esta idea: nadie puede hacernos daño, a menos que se lo permitamos, que aceptemos lo que se nos dice.
No necesitamos controlar a los demás, podemos permitirles ser ellos mismos, que digan lo que quieran, que nos juzguen y tengan sus propias opiniones.
#sentimientos #ofensas #opiniones #saludmental #bienestar #educacionemocional #coaching #ansiedad #extrasistoles #GAD #brookecastillo #byronkatie
