Personas cuyos pensamientos dan lugar a emociones muy intensas: no todos tienen extrasístoles; a la inversa sí es cierto.
Muchas veces las extrasístoles están relacionadas con una causa orgánica, y simplemente ocurren, estemos anímicamente como estemos. Pero la mayoría de los que convivimos con ellas coincidimos en que, sobre todo, aparecen cuando estamos experimentando determinadas emociones con mucha intensidad.
Y si preguntamos, nos damos cuenta de que, en general, nos consideramos personas muy sensibles, a las que nos afecta el sufrimiento ajeno. Nos emocionamos fácilmente y con frecuencia nos encontramos preocupados, ansiosos y queriendo resolver las injusticias y problemas del mundo y de los que nos rodean. Podemos percibir las emociones con una fuerza tal, que no es extraño que pensemos que éstas pueden llegar a matarnos (¡ojo, que sólo es un pensamiento!).
Como mecanismo de protección, hemos aprendido a mostrarnos en nuestro día a día, con cierta frialdad. Por eso, se nos puede percibir en ocasiones como insensibles, aunque si hay alguien que nos conoce en profundidad, sabrá que no es más que una coraza que por defecto hemos aprendido a colocarnos en un mundo en el que mostrar emociones incomoda o es interpretado como un rasgo de debilidad.
¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo y te explico cómo puedo ayudarte.
