El secreto no es otro. Al igual que reconocemos que existe sabiduría y madurez al modificar nuestra opinión con respecto a cualquier otro asunto, también podemos apreciar nuestra evolución personal al ser capaces de crear espacio en nuestra mente para otras hipótesis en lo que respecta a las extrasístoles.
Seguramente en el pasado había una persona a la que no podríamos soportar, y años después, nos hemos dado cuenta de que es alguien interesante, de quien podemos aprender y cuyas experiencias también pueden enriquecernos. Nos puede pasar con un deporte, con una comida, con una actividad, con cualquier aspecto de nuestra existencia sobre el que podamos emitir una opinión.
Podemos realizar el mismo proceso con las extrasístoles. Si ahora pensamos que es lo peor que nos podía tocar en la tómbola de la vida y que no vamos a ser capaces de vivir con ellas, no tenemos por qué descartar que en un momento dado, antes o después, nuestra opinión sobre ellas cambie, y terminemos creyendo que no tienen ninguna importancia, y que se puede vivir con ellas, como con cualquier otra molestia o sensación corporal.
¿Cómo queremos mostrarnos frente a las extrasístoles? ¿Necios y testarudos o sabios?
La elección es nuestra.
¿Tienes extrasístoles? Apúntate a mi lista de correo. Link en perfil.
