Acabo de terminar un libro sobre la comunicación no verbal, de Flora Davis. Me parece fascinante cómo nos expresamos a través de pequeños gestos y movimientos, de forma inconsciente e involuntaria. Y más increíble aún, cómo somos capaces de captar estos mensajes que nos vienen de los otros.
En realidad, lo que ocurre es que percibimos estas microexpresiones, y les asignamos un significado con nuestro pensamiento. Este pensamiento, nos causa una emoción, que seguramente sea lo que notamos, cuando después de un encuentro sin pena ni gloria con alguien, comentamos algo así como -pese a todo, tengo la sensación de que algo va mal-.
Nuestros cuerpos expresan. Nuestros cuerpos hablan. Nuestros cuerpos nos delatan.
Podemos controlar el arte de la palabra y entregarnos a la incoherencia, pero nuestros cuerpos siempre encuentran la forma de manifestar lo que necesitan. Y en mi opinión, en el caso de los que somos muy mentales, los que normalmente estamos muy desconectados de nuestros cuerpos, y de nuestras emociones (no porque no las tengamos, sino porque tal vez pensemos que si nos abrimos a ellas, nos abrumarían), también termina por abrirse camino esa necesidad, en forma de somatización.
Bajo mi punto de vista, las extrasístoles no son más que una manera más en la que nuestro yo interno, nos pide ayuda, e intenta llamar nuestra atención. Y creo que si estás leyendo estas lineas, es porque lo ha conseguido. La estrategia que ha seguido, ha dado resultado, y podemos entenderlo como algo bueno.
Yo ya no me asusto cuando tengo extrasístoles. Sé que no me van a hacer daño (porque ya me lo ha dicho mi electrofisiólogo mil veces; siempre digo que lo primero que tenemos que hacer es ir al cardiólogo). Ahora apenas les presto atención, pero lo que sí que intento, es observarme cuando aparecen. Intento ser consciente de lo que estoy sintiendo, y de lo que estoy pensando. Y muchas veces descubro que me estoy pasando de rosca. Que necesito relajarme, o quizás, descansar.
¿Qué crees que te está intentando decir tu cuerpo a ti a través de tus extrasístoles?
¿Consigues verlas como amigas, en vez de como enemigas?
