Podemos crear cualquier emoción que queramos. No tenemos que encontrar algo fuera de nosotros que nos la proporcione.
Tu trabajo no tiene que hacerte feliz. Ni tampoco tu pareja, ni tu jefe. Eres tú quien tiene que hacerlo.
La pasión la generamos en nuestra mente. Viene de nuestros pensamientos. Cuando tenemos pensamientos apasionados, sentimos pasión.
La pasión que surge sin esfuerzo, viene de pensamientos que tenemos automatizados, que hemos programado y que nuestro cerebro ha aprendido. Si queremos generar este tipo de pasión, tenemos que crear los pensamientos, practicarlos y repetirlos, para que se cree ese camino neuronal que hará que aparezca la emoción sin esfuerzo.
El primer paso es buscar los pensamientos que tenemos en la actualidad en la cabeza, que nos están impidiendo crearla. Lo más útil es escribirlos, sin editarlos, y sin juzgarnos. Así reconoceremos nuestros patrones negativos.
El siguiente paso es crear los pensamientos que generen pasión, sin tener que cambiar nuestras circunstancias. Quizás nos ayude recordar un momento pasado en el que sentimos pasión, y preguntarnos qué estábamos pensando entonces, que sentíamos, y qué experimentábamos. ¿Qué hacemos cuando sentimos pasión?
Programar nuestro cerebro y aprender algo nuevo, cuesta. Puede ser frustrante y tedioso, pero, si queremos vivir una vida llena de pasión, tenemos que hacerlo.
En vez de buscar algo externo a nosotros que nos traiga pasión, podemos aprender a generarla desde dentro de nuestra persona.
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PENSANDO CON INTENCIÓN 