EXTRASÍSTOLES DEL DESTINO

Siempre digo que las extrasístoles han sido mis grandes maestras, y que les estoy muy agradecida. Precisamente porque aparecieron en mi vida, bajé a los infiernos del ser, para encontrarme.

Sé que a muchos de vosotros os sonará extraño e incluso, increíble. Lo entiendo. Tal vez no lleváis con ellas demasiado tiempo y todavía os encontráis en la fase en la que no las podéis soportar y no pensáis en nada que no tenga que ver con ellas. O quizás sí que habéis caminado a su lado ya durante algún tiempo, pero seguís en esa etapa obsesivo-compulsiva sin poder aún acallar los pensamientos que os dicen que seguro que os ocurre algo malo por el hecho de tener esos latidos extra, o que menuda faena que la extrasistolia sea lo que os haya tocado en la lotería de la vida.

Pero en algún momento, seréis capaces de dar un paso atrás y mirar la situación con distancia. Depende de lo que trabajemos en nosotros mismos, tardaremos más o menos en ganar perspectiva. Cuando ese momento llega, lo que podemos ver es todo lo que hemos aprendido y avanzado. Gracias a las extrasístoles hemos aprendido a sentir emociones muy incómodas. Hemos desarrollado mucha resistencia al sufrimiento y a la adversidad. Hemos aprendido que los momentos buenos y los malos, pasan. Hemos aprendido que somos capaces de soportar más de lo que creemos, mental y físicamente. Hemos aprendido lo que es una obsesión. Hemos aprendido sobre la ansiedad y lo que nos la provoca. Hemos aprendido sobre nuestros miedos más profundos, y hemos conseguido conocernos un poco mejor. Hemos aprendido sobre nuestros pensamientos, sobre nuestra mente y sobre nuestra fisiología. Hemos aprendido que nuestros corazones son fuertes. Hemos aprendido que podemos estar tranquilos y tener paz en cualquier situación. Hemos aprendido que estamos en control de lo que pensamos y sentimos. Hemos aprendido que para que cualquier cosa mejore, no tiene que cambiar nada fuera de nosotros. Hemos aprendido que hemos venido aquí precisamente a aprender. Hemos aprendido que todo lo que nos encontramos en el camino, son las pruebas que necesitamos para llegar a ese conocimiento. Hemos aprendido que nada puede apagar nuestra luz. Hemos aprendido que no podemos controlar lo que nos pasa, pero sí cómo estamos nosotros con lo que nos pasa.

La extrasistolia era justo lo que necesitábamos. Y si de alguna manera, hubiésemos sido capaces de hacerla desaparecer con un medicamento mágico, la universo nos habría traído otra circunstancia distinta, que a modo de piedra en el camino, nos obligara a hacer el aprendizaje que hemos elegido para esta vida.

Si todavía no tenéis consciencia de todo lo que habéis crecido gracias a las extrasístoles, esperad un poco. Y cuando tengáis ganas, recordad en qué condiciones llegasteis a ellas, y reflexionad sobre el punto en el que estáis ahora.

Las crisis traen tremendas sacudidas, pero también profundos cambios e incluso renacimientos.

Publicado por pensandoconintencion

Te ayudo a dejar de sufrir por tus extrasístoles. Porque hay otras cosas en la vida que merecen tu atención.

Deja un comentario